Las flores de Voyria

A partir del lanzamiento de "Reflexiones de un observador de aves" empezamos a trabajar en la conformación de un catálogo y (algo que en este momento me parece utópico): publicamos once libros en el lapso de dos años (los primeros once libros en el catálogo de la editorial). Algunos traducciones, otros antologías, otras revisiones de textos antiguos, otras publicaciones con vecinos que clasificamos en libros de varios cuadernillos y los libelos (textos cortos de un solo cuadernillo). 

Y de ahí analizar las formas de difusión de los textos. Nos vinculamos con librerías amigas donde se venden nuestros libros, adicional a las ventas directas por redes sociales y en ferias. 

Y, si bien ya participábamos en algunas ferias ocasionalmente con Libros del Sotobosque, empezamos a participar en ferias con más regularidad con la Editorial, espacios que además de permitirnos tratar directamente con los lectores, también generan espacios muy nutritivos de conversación en torno al oficio editorial y las artes gráficas. Nos hemos unido a ferias de libro, ferias de arte impreso, festivales naturalistas y muestras editoriales. 

Otras formas de amplificación de las publicaciones y de vincularnos con lectores y amigos han sido las actividades de presentación de libros y de la editorial y conversatorios, que principalmente han ocurrido en Pérez Zeledón, pero también en San José y en Bogotá (Colombia).  Además, buscar maneras de apoyar la gestión editorial, lo que nos hizo beneficiarios de un fondo de Salvamento Literario del Colegio de Costa Rica para la publicación y difusión de la obra "Exploración botánica en el Valle del río Grande de Térraba" por Adolphe Tonduz. 

La recepción de la editorial, todo el apoyo recibido y los planes nuevos que siempre tenemos en mente nos hacen tomar una decisión muy importante: dedicarnos a tiempo completo a nuestros proyectos tallerescos-huerteros-libreros-editoriales y explorar el sojourn en el que nos sumergirnos de lleno en nuestras propias creaciones.